Sección realizada por Alberto Peña.
De momento y para empezar con este mundillo de las maquetas vamos a explicar paso a paso la construcción del Tamagochi 596-001 (como los de aquí, pero en primera generación), hecho por Alberto Peña en H0.
Primero lo que tenemos que hacer es comprar la carcasa en resina que se puede encontrar en establecimientos virtuales como RAOLVA, de donde provienen las que he utilizado.
Una vez tengamos las piezas, con un cutter, quitaremos todas las rebabas de resina que sobran. Dado que las carcasas se sirven en bruto, es decir sin huecos específicos para insertar motores, luces o cualquier cosa, lo tendremos que hacer nosotros. He ahí la gracia de construirse material uno mismo.
Para ello necesitamos antes que nada tener un motor y unos bojes para el 596, que bien se pueden utilizar los recomendados por el vendedor. Pero yo he utilizado el motor y los bojes de una cutre-locomotora que te regalaban (previo pago de 1000 cucas) en la colección Tren Eléctrico. Esa locomotora no valía arrastrase ni a ella misma, incluso después de haber limado las ruedas para conseguir una mayor adherencia. A parte, la locomotora era falsa porque era un modelo americano con pintura española y matricula alemana. Como la locomotora no me convencía, hice como RENFE. La mandé al desguace y aproveché su motorcillo, sus bojes y sus luces (que iluminar, iluminaban, pero la loco seguía teniendo “pocas luces” je je, chiste fácil). A lo que estábamos. Tomamos las medidas de la posición de los bojes y motor y taladramos al chasis de resina los agujeros correspondientes. Se liman y reliman hasta que todas las piezas encajen. Hay que comprobar que giran en curvas de radio mínimo, pues la distancia entre bojes es mucha.
Una vez realizada la parte motriz, procedemos a hacer un sistema para cerrar la carcasa, que yo conseguí utilizando un canutillo de plástico pegado a la caja del tamagochi y un agujero en su chasis para ponerle un tornillo. Tras este sencillo proceso, llamamos a los maquinistas de turno para proceder a las pruebas pertinentes en vía, y tras comprobar que son satisfactorias, el 596 se envía a Fuencarral para proceder a su pintado (y no a su desguace, tranquis).
Basándome en la foto de arriba y en algunas visitas a la estación para tomar medidas, procedo al pintado del 596. Para ello utilizo aerógrafo y pinturas gris oscuro, naranja, blanco y negro, todo ello mezcladito con disolvente y un poco de suciedad natural para darle más ambiente. Tras este paso se procede al pegado de las calcas y a la instalación de accesorios como los topes, espejos retrovisores, cristales, y enganches Schaffenberg (no funcionales ¡Ya quisiera yo que lo fueran!). Se pintan y ya está. Hagamos una última prueba y si vemos que funciona lo pregonamos a los 4 vientos y nos chuleamos un poco, pero si ha salido algo mal, lo dejamos para otro día en el que tengamos más paciencia.